Cuando uno ya ha escrito sobre las dos últimas ediciones de Barcelona Harley Days 2012, no sabe qué más decir. Un detalle allí, otro allá, pero en definitiva más de lo mismo. Uno ya ha quedado insensibilizado de exhibicionistas vestidos de indio y cascos con cuernos, cincuentones con cuero de marca, flecos, parches, pins y camisetas decoradas, ingentes cantidades de camisetas negras y naranjas serigrafiadas, con permiso de las negras con el tema de Sons Of Anarchy, que este año han causado sensación en la temporada primavera-verano del «I’m biker».
Tampoco importa demasiado las jugaditas del amigo Grañó, representante de Harley-Davidson en España, con la coña de la homologación de motores, sabiendo que afecta a un gran colectivo de propietarios de Harley y que además le da igual y apoya la norma. Pero chicos, como decimos por aquí, la pela es la pela y esto es un negocio. A una media de 1.500 eurillos cada operación, aquí alguien se puede hacer de oro.